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miércoles, 21 de enero de 2015

Alejandro Gomez: "Conversaciones con el Dr. Roque F. Coulin"

Yo lo consultaba siempre porque lo consideraba mi maestro, y asi en una ocasión le inquirí:

Un tema que me interesa, doctor Coulin, es su interpretación de si a la Unión Cívica Radical es un movimiento o un partido político, porque a ese respecto he leído y escuchado las más diversas opiniones.

El problema es importante, Gómez. No olvide que la originaria Unión Cívica de la Juventud se convierte con la incorporación de Alem, Mitre, Del Valle y otros prohombres del país en la Unión Cívica. Ese movimiento organiza la Revolución del 90 y subsiste con tal nombre hasta que Mitre accede a un acuerdo con Roca sobre la presidencia de la Nación. Alem expresa públicamente su disenso "antiacuerdista", diciendo que "era radical".

Desde esos mismos momentos los Cívicos que siguieron a Alem fueron Radicales y el documento fundamental del 26 de julio de 1893 dio a la nueva fuerza política el nombre de Unión Cívica Radical, sin negar la continuidad con el Movimiento del Parque.

A Don Hipólito le gustaba usar el vocablo Radicalismo más que el de Partido Radical, porque siempre tuvo la idea de que era el continuador de aquel Movimiento originario.

Creo, en consecuencia, que somos un movimiento, estructurado como partido político, pero siempre antiacuerdista.

En lo íntimo, el doctor Yrigoyen no le adjudicaba prevalencia a los aspectos formales del radicalismo y hasta creo que nunca fue afiliado. Pero era muy exigente en lo ideológico y ese es el sentido de nuestra intransigencia, vocablo que se refiere a la ortodoxia y a la conducta de los radicales.

Doctor, Don Hipólito siempre afirmo que el radicalismo es una continuidad histórica de la "revolución frustrada"; desearía que usted se explayara sobre ese concepto.

Es que para Yrigoyen la palabra "revolución" era solo aplicable a aquello que contribuía a la autentica construcción nacional y a la mayor dignidad del hombre. Todos los actos del pasado que no respondieron a tales conceptos no coadyuvaron a esos nobles fines, fueron la antihistoria.

Y así vera usted que en el léxico yrigoyenista es frecuente encontrar las palabras "mandato histórico" y anteponerlo al sistema precedente, denominado por el como "régimen falaz y descreído". Lo llamaba así porque engañaba o se engañaba en cuanto al destino de la Patria y porque no creían en el futuro venturoso ansiado por los padres fundadores.

¿Por que Yrigoyen afirmaba que la tarea a cumplir era la "reparación nacional"? ¿Que es lo que había que reparar?

Ya hemos dicho que la continuidad histórica no ha sido el camino de los gobiernos del " régimen". Para aquellos hombres su justificante era "el progreso", que se afirmaba en un mejoramiento material del que se aprovechaban las minorías encumbradas. Lea a José Hernández y vera lo que significaba para Martín Fierro el progreso. Fierro no fue un solo ejemplar sino la expresión de un estado social. Yrigoyen estaba místicamente posesionado de que su tarea era crear una sociedad moral y por eso nos hablaba de reparar, en momentos en que todo aquel pasado hacia crisis.

Pero aclaremos: el no es un predicador que prepara almas para otra existencia, sino un hombre que ejerce su lucha reparatoria en su país y en provecho de sus habitantes.

Nunca será perdonado por la sociedad de los privilegios, siempre habrá dicterios contra el, pero el hombre argentino lleva en el corazón a este redentor laico.

¿Cree usted que solamente los radicales comprenden el concepto de "continuidad histórica" o de "reparación nacional" que ha explicado?

No, doctor Gómez, si dijéramos que solamente nosotros somos los interpretes de esos principios, seriamos unos presuntuosos. Es nuestra interpretación y ojala muchos la compartan con otras variantes que no desvirtúen los conceptos. Yo conozco hombres que por diferentes motivos no son radicales, pero en lo fundamental tenemos los mismos pensamientos.

Un ejemplo de la amplitud de las ideas radicales usted lo encuentra en ese movimiento singular que fue la Reforma Universitaria de 1918, donde se mezclan muchachos radicales con muchachos de otras posiciones políticas, unidos en el Manifiesto Liminar que conmovió a nuestra America Indohispanica. El documento expresa lo que profesamos y defendemos los radicales y eso nos es suficiente, sin importarnos las rotulaciones.

Usted sabe que yo a los 20 años era socialista y había en mí y en mis buenos amigos de aquellos tiempos la siguiente pregunta: ¿Como puede ser afiliado al mismo partido el peón y el patrón, cuando sus intereses son evidentemente distintos?

El peón y el patrón, mi querido Gómez, son dos personas que conviven en un mismo país cuyo destino será provechoso o no para ambos. No puede haber una Argentina antagónica hecha para los ricos o para los pobres, ignorando que están unidos por los grandes intereses de un país que, a diferencia de la vieja Europa, da posibilidades que jamás se alcanzarían allá. No aceptamos que el natural disenso respecto de las aspiraciones sociales sea el único motor de la historia.

Nuestra democracia no se conforma con legalidades que no impliquen la elevación cultural y el bienestar del hombre, y decimos con claridad que el antagonismo con estos conceptos esta en el supercapitalismo y en los Estados mundiales que lo sirvan. Yrigoyen tuvo en su primer gobierno la huelga más importante que conoció hasta entonces la Republica: fue el paro ferroviario absoluto durante más de cuarenta días. Actúo como representante del pueblo todo y por eso comprendió donde estaban las mejores razones; así los trabajadores obtuvieron sustanciales mejoras.

¿Usted cree que Yrigoyen fue un hombre influido por el filósofo alemán Krause, como ahora se repite?

Yrigoyen indudablemente leyó a los hombres de la generación española del 98, imbuida del moralismo krausista que introdujo en la península ibérica Julián Sanz del Río, pero esto no implica que el hombre que hasta pide se lo vista para su descanso final con el traje talar de un monje, esté vinculado a un misticismo que nada tiene que ver con su confesa permanente adhesión a ese cristianismo operante que impregno por completo su pensamiento y su acción por la Causa.

¿Por que usted renuncio siempre a las candidaturas políticas? Según relato de Don Amadeo Sabattini, cuando en octubre de 1945 le ofrecieron en nombre de las Fuerzas Armadas la conducción del país, no la aceptó; entonces le piden que de un nombre, y Don Amadeo señaló a Coulin, a usted, que también rehúso. ¿Cree que esa es una buena conducta? ¿No eludió responsabilidades?

Vea doctor, siempre me adjudique un papel docente en el radicalismo y ya le he dicho en otra oportunidad que lo importante es formar una generación adoctrinada. Un hombre en el poder nada puede hacer por su país, si no es interpretado y otros hombres no lo acompañan. Yo quiero que el Movimiento de Renovación y Cambio sea ahora el que nos vuelva a la  autenticidad yrigoyenista, de lo contrario aunque alcancemos el gobierno no podremos realizar la gran tarea. Sobre esto he meditado mucho y mis propósitos son más importantes que una presidencia de la Republica en la orfandad y la incomprensión. No estoy arrepentido del renunciamiento al que usted se ha referido.




























Fuente: Alejandro Gomez "Un Siglo... Una vida" de la Soberania a la Dependencia, 2001

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